18 Mar
LA DISFUNCIÓN ERÉCTIL EN HOMBRES QUE VIVEN CON ENFERMEDADES CRÓNICAS

La salud sexual es un componente fundamental del bienestar integral de cualquier persona. Según la Organización Mundial de la Salud, la salud sexual se define como "un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad, que no se limita a la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad". Las enfermedades crónicas pueden tener un impacto significativo en la salud sexual, dado que sus repercusiones en las esferas física, psicológica y social pueden generar alteraciones en este ámbito. En los hombres, una de las manifestaciones más comunes es la disfunción eréctil. 

Disfunción eréctil: ¿qué es y por qué se genera? 

La disfunción eréctil (DE) se define como la incapacidad persistente para lograr o mantener una erección lo suficientemente firme como para tener una relación sexual satisfactoria. Según diferentes enfoques diagnósticos, esta condición debe durar al menos entre 3 y 6 meses y causar un deterioro significativo en la calidad de vida del varón. La prevalencia de la DE es alta. Una revisión de estudios realizados a nivel global sobre el tema encontró que se puede presentar en un rango desde el 3% hasta en un 76% en población general adulta masculina. Dicha revisión afirma que la DE aparece con mayor frecuencia en varones de mayor edad y con diagnóstico médico de enfermedad cardiovascular, diabetes, hiperplasia prostática benigna y demencia.  Actualmente, la DE se considera un marcador de enfermedades cardiovasculares, por lo que su aparición debe ser vista como un indicativo clave del deterioro general de la salud del individuo.

Factores relacionados con la aparición de la disfunción eréctil 

La DE puede ser causada por dos factores principales: 

  1. Causas orgánicas: incluyen factores vasculares, traumáticos, post quirúrgicos, endocrinos, neurológicos e inducidos por medicamentos.
  2. Causas psicógenas: asociadas con problemas de socialización, depresión y ansiedad.

Además, existen varios factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de la DE, tales como el tabaquismo (activo y pasivo), un alto porcentaje de grasa corporal, enfermedades crónicas no controladas como la hipertensión, diabetes, hiperlipidemia, sedentarismo, consumo de drogas ilícitas, abuso de alcohol e hipogonadismo. Las causas puramente de origen psicógeno representan solo el 15% de los casos. Con frecuencia, como en ciertas condiciones como la diabetes, existe una interrelación entre factores psicológicos y orgánicos, debido a la alta prevalencia de la depresión en estos pacientes. Esto afecta negativamente la vida laboral, la autoestima, la calidad de vida y el control de las enfermedades subyacentes, así como las áreas de vida de la persona, incluyendo su sexualidad.

¿Cómo se genera la disfunción eréctil? 

La erección es un proceso complejo que involucra factores hemodinámicos, hormonales, neurológicos, vasculares y moleculares. Durante la actividad sexual, este proceso se vincula estrechamente con la presencia y efectividad de diversos estímulos, incluidos los visuales, auditivos, olfativos, táctiles, pensamientos y fantasías, así como con la calidad del vínculo y la expresión del erotismo con la pareja sexual. Durante la estimulación sexual, se liberan neurotransmisores y factores relajantes de las células endoteliales del pene, como el óxido nítrico, lo que facilita la relajación del músculo liso de las arterias y, por tanto, promueven la erección del pene. En los hombres con DE, estos mecanismos se alteran, lo que impide una adecuada circulación del flujo sanguíneo en el pene. 

¿Qué hacer si se presenta disfunción eréctil? 

Para evaluar la presencia de DE, existen varias herramientas útiles: por ejemplo, cuestionarios validados y estandarizados, la entrevista psicosexual, que deben siempre complementarse con el enfoque clínico del/la profesional de la salud, así como con estudios médicos y de laboratorio, para identificar factores de riesgo que podrían ser la causa principal de la DE. 

El tratamiento de la DE debe ser integral y abordar diferentes enfoques: 

  1. Manejo de los factores de riesgo: control de enfermedades subyacentes, mejora de hábitos de vida y de la adherencia terapéutica.
  2. Acompañamiento psicológico: explorar factores psicógenos involucrados, así como el impacto psicológico de la DE, y el manejo de estrategias favorecedoras de la salud sexual.
  3. Tratamiento farmacológico: tales como los inhibidores de la PDE5 o tratamiento hormonal.
  4. Tratamiento quirúrgico: dispositivos de vacío, cirugía vascular o prótesis peneanas.

El tratamiento debe ser personalizado, abordando tanto las causas subyacentes como las consecuencias de la DE para mejorar la calidad de vida del individuo. Es muy importante, siempre que sea posible, que la atención de salud ante la DE se sostenga desde un enfoque de pareja y de promoción de la salud sexual integral.

Autoras. Daniela Cortes Montes & Loraine Ledon


La Dra. Loraine Ledón Llanes es Licenciada en Psicología por la Universidad de La Habana (UH), Maestra en Género, Sexualidad y Salud Reproductiva por la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Especialista en Terapia de Pareja por el Centro Integral de Sexualidad y Educación Sexual, y Doctora en Ciencias por la UH. Es Investigadora en Ciencias Médicas del Departamento de Biología de la Reproducción Carlos Gual Castro del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).



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